Al tradicional efecto sobre el sistema nervioso de aumentar la concentración y el estado de alerta, se suman otra serie de beneficios, algunos de los que aún no están totalmente demostrados, pero que están revirtiendo toda una serie de opiniones sobre los posibles daños de esta tradicional bebida.
Su consumo moderado tiene beneficios importantes, pero hay que recordar que el agregado de azúcar o cremas es independiente de sus propiedades y puede ocasionar otro tipo de problemas.
Tiene un efecto vasodilatador de los vasos sanguíneos del cerebro, por lo que podría disminuir el riesgo de accidentes vasculares y puede aliviar dolores de cabeza.
Su poder antioxidante se relaciona con la prevención de varios tipos de tumores.
El ácido clorogénico y la trigonellina, dos componentes químicos del café, disminuyen la resistencia a la insulina, con lo que se logra un descenso en los niveles de glucosa en sangre y además contribuye a disminuir el riesgo de aparición de algunos tumores relacionados con la insulinoresistencia.
Hay un efecto positivo sobre la funcionalidad pulmonar, por dilatación bronquial, importante en cuadros de asma y alergias, que al parecer se produce con mayor claridad en personas no fumadoras.
Se van sumando los trabajos que demuestran la relación favorable entre el consumo del café y la disminución de aparición de cuadros de enfermedad de Parkinson. Algunas sustancias contenidas en el café enlentecen la degeneración de células nerviosas responsable de esta afección. No se encontró, por el contrario, una relación entre el consumo de café y la actividad cerebral en la vejez, que evitará cuadros de demencia senil.
Otro efecto positivo demostrado es la menor incidencia de la enfermedad cardiovascular en los bebedores moderados de café, siempre en referencia a personas con presión arterial normal. La acción del café sobre la hipertensión no ha sido aclarada totalmente, aunque hay trabajos que demuestran un efecto positivo de lograr controlarla.
Hay un hallazgo importante relacionado con la degeneración hepática por el consumo de alcohol. El consumo de café enlentece la formación de tejido fibroso anormal, que puede derivar en tejido tumoral. Un metabolito de la cafeína inhibe la síntesis de un factor de crecimiento del tejido conectivo.
No hay evidencias claras sobre la influencia del consumo de café en, ácido úrico y gota y en la osteoporosis.
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