Después de la ensalada medicinal y acompañando a una comida sana, carne bovina magra (de animales alimentados con pasturas), pollo sin piel (alimentado sin aditivos) y especialmente pescado, (preparado con recetas naturales), recomiendo beber vino y aunque con el pescado se acostumbra el vino blanco, en este caso de una bebida medicinal, el vino tinto.
Esto para aprovechar la presencia de resveratrol en el vino tinto. Una sustancia producida por las plantas como defensa frente a agresiones de microorganismos, ha resultado muy activa en la detención de la formación de tumores. En este caso, el resveratrol, encontrado en la piel o cáscara de algunas uvas, las utilizadas para elaborar el vino tinto, es una de esas sustancias químicas y actualmente una de las más importantes.
Esa propiedad antitumoral se logra por apoptosis, un mecanismo por el que las células se destruyen a si mismas. La actividad de inducción a la muerte de células tumorales se produciría por interferencia directa en el ciclo de crecimiento de las células.
Si bien el alcohol del vino (etanol) tendría efectos potenciadores sobre esta propiedad del resveratrol, preparados a partir de vinos a los que se les quita el alcohol, han tenido resultados positivos.
El resveratrol es una de los compuestos responsables por lo efectos beneficiosos del vino en la salud. Es probable que el vaso de vino diario, tan saludable, no sea suficiente para detener el crecimiento de una buena cantidad de tumores y que haya que recurrir a técnicas de laboratorio para lograr estos efectos, pero de todas maneras es una demostración más de la importancia de las plantas en la salud.
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