Sustancias de algas marinas. Potencian la actividad del sistema inmunitario, fundamental para detener cualquier tipo de tejido tumoral en formación. Otro efecto es aumentar los niveles de albúmina en sangre, que están correlacionados con una baja incidencia de cáncer.
Bromelaina. La enzima que se encuentra en las piñas (Ananas comosus) promueve una mejora en las funciones inmunitarias, es importante para eliminar restos de tejidos necrosados, que pueden actuar como iniciadores de tumores y además se sabe que aceleran la curación de tejidos dañados.
Catequinas. Son componentes de muchas plantas, por ejemplo del té verde y al igual que otras procianidinas han evidenciado que pueden reducir el riesgo de varios tipos de tumores. Su actividad antioxidante ha sido ligada con esta propiedad.
Bioflavonoides de citrus. Inhiben la proliferación de varias líneas (tipos) de células tumorales. Existen variaciones importantes entre los flavonoides de los citrus y entre especies de estas plantas. Son además antialérgicos, antiinflamatorios y antimicrobianos.
Acido elágico. Es un tipo de polifenol que está presente en muchas frutas y nueces. Uvas, pomelos, frutillas, arándanos y nueces comunes. El ácido elágico tiene la propiedad de impedir la unión de carcinógenos al ADN y fortalece al tejido conectivo, lo que dificulta la difusión de las células tumorales hacia otros tejidos. Inhibe la mutación del ADN del núcleo celular. Y además se considera que es un inhibidor del cánder porque tiene lahabilidad de causar la muerte de las células tumorales (apoptosis).
Quercetina. La quercetina, presente en la piel de las cebollas, en la cáscara de la manzana y en otros vegetales, tiene la capacidad de inhibir la replicación de las células tumorales y debido a su propiedad de ser un potente antioxidante, es atraída a las células dañadas, a las que se adhiere y las transforma en inofensivas.
Curcumina y otros polifeniles similares presentes en el rizoma de la cúrcuma (Curcuma longa). Que merecen una mención, ya que recientes investigaciones la han colocado en primerísimo lugar en cuanto a la lucha contra diferentes tipos de cáncer. Sus mecanismos de acción son varios.
Hay una serie de minerales, presentes en las plantas, que tienen efectos preventivos contra los tumores. Boro, calcio y selenio, tienen actividad comprobada y se estudian los efectos del magnesio.
Los hongos también representan una fuente muy importante de sustancias, que por lo general no existen fuera de este grupo del reino vegetal.
Kawaratake (Trametes, Polyporus, Coriolus versicolor). Sus propiedades son atribuídas a dos polisacáridos, con actividad antitumoral y antimicrobiana.
Maitake (Grifola frondosa) es una rica fuente de ciertos polisacáridos que refuerzan la función inmune del organismo.
Reishi (Ganoderma lucidum) posee un polisacárido (betaglucano) que puede ser una promesa como un nuevo tipo de agente carcinostático útil en inmunoterapia. Asimismo otras sustancias presentes actuarían como antitumorales.
Shiitake (Lentinus edodes). Tiene varias fracciones activas, principalmente polisacáridos, como por ejemplo un betaglucano y otros polisacáridos con propiedades antitumorales.
Otros hongos sobre los que he encontrado poca información, el Hypholoma sublateritium que produce un compuesto, el ácido clavárico, con propiedades antitumorales y el Succus phallus que se cita como antitumoral y estimulante de las defensas orgánicas.
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