Ya lo he comentado, el uso de plantas medicinales en la salud humana va en constante aumento y a través de dos corrientes diferentes, el uso de plantas secas (enteras o partes de) para el preparado de extractos crudos o envasado en cápsulas y el uso de compuestos químicos aislados para obtener sustancias sintéticas o semisintéticas derivadas de la molécula original.
El uso de plantas secas permite el uso casero o folklórico de las plantas medicinales, con sus grandes beneficios y sus grandes riesgos.
Los beneficios están en poder aprovechar las herramientas que la naturaleza nos proporciona, para el tratamiento, o mejor aún, para el apoyo a tratamientos de diferentes afecciones en general de tipo crónico y hacerlo con un costo sensiblemente inferior al de los medicamentos sintéticos.
Los riesgos son de varios tipos y se relacionan, por un lado con el uso de plantas no del todo conocidas, no bien identificadas o adulteradas y por el otro, con el uso no controlado de plantas y sus extractos, preparados en condiciones no adecuadas, en concentraciones y con indicaciones no comprobadas.
La intervención de los profesionales de la salud es imprescindible, así como la aceptación por parte de estos de las posibilidades de las plantas.
El uso de compuestos derivados de compuestos vegetales tiene sus grandes beneficios, por el hecho de aprovechar aquello que la naturaleza ha creado, muchas veces con la misma eficacia y sin los efectos indeseables de algunos medicamentos, pero con la desventaja o el inconveniente de transformarse en tesoros de tipo comercial, a través de patentes de invención.
No quiero malentendidos, estoy de acuerdo y apoyo el desarrollo comercial de la industria química y en particular de la industria de los medicamentos, pero me asusta ver que se está transformando en una carrera de obtener "moléculas patentables" más que en una carrera por aliviar o curar trastornos de la salud humana.
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